viernes, 24 de febrero de 2017

El acoso escolar o bullying

¡Hola a todos de nuevo a mi blog!

Tal como comenté en mi último post, la siguiente entrada en mi blog iría destinada al acoso escolar o bullying, un tema que en nuestros días es muy común sobre todo entre los niños en la escuela y a nosotros los futuros profes del país nos entristece que esto siga pasando en las aulas y también fuera de ellas. El acoso escolar o bullying tiene efectos negativos en la salud física, el bienestar emocional y el rendimiento académico de los niños, especialmente si dicha violencia se repite en el tiempo o es severa, además de influir en el clima escolar del centro educativo.

La escuela debe y tiene ser SIEMPRE un espacio en el que sentirse seguro. Sin embargo, para muchos niños, la escuela se ha convertido en la fuente de un tipo de violencia del que son víctimas y que ejercen sus propios compañeros. Hay niños que, por distintas razones, sufren maltrato físico o psicológico por parte de otros niños a través de actitudes como la represión, la discriminación, la homofobia, la violencia sexual o el castigo corporal.
Debemos concienciar a todas las personas que el acoso escolar o bullying ¡ES VIOLENCIA! Un simple empujón que se repite, un apodo que denigra, un insulto cada vez que al niño le toca salir a la pizarra. Muchos de estos gestos pueden ser sociales o sexuales, que van desde excluir a alguien o difundir rumores, hasta hacer tocamientos sin consentimiento o hacer burlas del cuerpo. En la escuela o en el instituto, existen muchas formas de ejercer y sufrir violencia entre iguales y muchas formas de tratar de acabar con ella. Es una responsabilidad conjunta de la comunidad educativa, los padres y los compañeros evitar que el acoso escolar siga existiendo.
Además también se puede hablar sobre el Ciberbullying o más conocido con el nombre de ciberacoso. Es un tipo de acoso a algún compañero o compañera a través de medios tecnológicos, utilizando distintas formas de agresión. En ocasiones se mandan mensajes desagradables o dañinos, se realizan llamadas acosadoras al móvil, envío de fotos hechas con el móvil y utilizadas para amenazar, e – mails acosadores, acoso a través de chat. Estos mensajes pueden enviarse a través de Whatsapp, Twitter, Facebook u otra red social que los niños están comenzando a usar en nuestros días. También se puede hablar mal de alguien o colgar en internet información personal.
Un artículo recuperado de la Sexta, que tiene el nombre de “¿Cómo reaccionar ante el bullying?: las claves del acoso escolar y en redes sociales” nos muestra diferentes vídeos explicando las situaciones de varios niños/as en el que han sido y siguen siendo objeto de bullying. Bajo mi punto de vista hasta que no visualizamos estos vídeos no nos damos cuenta del daño que hacen de verdad los niños unos a otros en una etapa en la que se empieza con pequeños roces y se van agravando con el tiempo derivando en la situación que estoy comentando.
Estar informado tanto de temas de educación como de la sociedad hace bastante fácil la lectura sobre diferentes artículos que albergan temas semejantes. Debemos hacer de pensar a los niños para que hagan un futuro mejor con las cosas que hacen, dicen o piensan pero siempre desde una observación tanto del profesor como del padre o madre.
Si nos encontramos con un caso de acoso escolar o bullying mientras estamos desempeñando la función de la docencia deberemos:
·       No minimizar la gravedad de las agresiones.
·       Observar de manera sistemática al niño/a en todos los espacios.
·       Informar al equipo directivo del centro, mediante una hoja de observación, donde se recojan los hechos y los implicados con la mayor precisión posible.
·       Intentar actuar lo más inmediatamente posible, tomando las medidas acordadas y dialogadas con la comunidad educativa para proteger a la víctima.
·       Hacer intervenciones individuales con las personas involucradas, las víctimas, los agresores y los observadores.
·       No hacer mediación, porque se trata de una situación en la que existe un desequilibrio de poder.
·       No culpabilizar ni a la víctima ni a los agresores ya que puede acrecentar la intimidación y provocar resentimiento.
·       Respetar el derecho del niño o la niña a elegir la persona a quien desee contarle el problema.
Link artículo de sociedad de la Sexta:


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