Tal
como comenté en mi último post, la siguiente entrada en mi blog iría destinada
al acoso escolar o bullying, un tema que en nuestros días es muy común sobre
todo entre los niños en la escuela y a nosotros los futuros profes del país nos
entristece que esto siga pasando en las aulas y también fuera de ellas. El
acoso escolar o bullying tiene efectos negativos en la salud física, el
bienestar emocional y el rendimiento académico de los niños, especialmente si
dicha violencia se repite en el tiempo o es severa, además de influir en el
clima escolar del centro educativo.
La escuela debe y tiene ser SIEMPRE un espacio en el que sentirse seguro. Sin embargo, para muchos niños, la escuela se ha convertido en la fuente de un tipo de violencia del que son víctimas y que ejercen sus propios compañeros. Hay niños que, por distintas razones, sufren maltrato físico o psicológico por parte de otros niños a través de actitudes como la represión, la discriminación, la homofobia, la violencia sexual o el castigo corporal.
La escuela debe y tiene ser SIEMPRE un espacio en el que sentirse seguro. Sin embargo, para muchos niños, la escuela se ha convertido en la fuente de un tipo de violencia del que son víctimas y que ejercen sus propios compañeros. Hay niños que, por distintas razones, sufren maltrato físico o psicológico por parte de otros niños a través de actitudes como la represión, la discriminación, la homofobia, la violencia sexual o el castigo corporal.
Debemos
concienciar a todas las personas que el acoso escolar o bullying ¡ES VIOLENCIA!
Un simple empujón que se repite, un apodo que denigra, un insulto cada vez que al
niño le toca salir a la pizarra. Muchos de estos gestos pueden ser
sociales o sexuales, que van desde excluir a alguien o difundir rumores,
hasta hacer tocamientos sin consentimiento o hacer burlas del cuerpo. En
la escuela o en el instituto, existen muchas formas de ejercer y sufrir
violencia entre iguales y muchas formas de tratar de acabar con ella. Es una
responsabilidad conjunta de la comunidad educativa, los padres y los compañeros
evitar que el acoso escolar siga existiendo.
Además también se puede hablar sobre el Ciberbullying o más
conocido con el nombre de ciberacoso. Es un tipo de acoso a algún compañero o
compañera a través de medios tecnológicos, utilizando distintas formas de
agresión. En ocasiones se mandan mensajes desagradables o dañinos, se realizan
llamadas acosadoras al móvil, envío de fotos hechas con el móvil y utilizadas
para amenazar, e – mails acosadores, acoso a través de chat. Estos mensajes
pueden enviarse a través de Whatsapp, Twitter, Facebook u otra red social
que los niños están comenzando a usar en nuestros días. También se puede hablar
mal de alguien o colgar en internet información personal.
Un artículo
recuperado de la Sexta, que tiene el nombre de “¿Cómo reaccionar ante el
bullying?: las claves del acoso escolar y en redes sociales” nos muestra
diferentes vídeos explicando las situaciones de varios niños/as en el que han
sido y siguen siendo objeto de bullying. Bajo mi punto de vista hasta que no
visualizamos estos vídeos no nos damos cuenta del daño que hacen de verdad los
niños unos a otros en una etapa en la que se empieza con pequeños roces y se van
agravando con el tiempo derivando en la situación que estoy comentando.
Estar informado
tanto de temas de educación como de la sociedad hace bastante fácil la lectura
sobre diferentes artículos que albergan temas semejantes. Debemos hacer de pensar a
los niños para que hagan un futuro mejor con las cosas que hacen, dicen o
piensan pero siempre desde una observación tanto del profesor como del padre o
madre.
Si nos
encontramos con un caso de acoso escolar o bullying mientras estamos
desempeñando la función de la docencia deberemos:
· No minimizar la gravedad de las agresiones.
· Observar de manera sistemática al niño/a en
todos los espacios.
· Informar al equipo directivo del centro,
mediante una hoja de observación, donde se recojan los hechos y los implicados
con la mayor precisión posible.
· Intentar actuar lo más inmediatamente posible,
tomando las medidas acordadas y dialogadas con la comunidad educativa para proteger
a la víctima.
· Hacer intervenciones individuales con las
personas involucradas, las víctimas, los agresores y los observadores.
· No hacer mediación, porque se trata de una
situación en la que existe un desequilibrio de poder.
· No culpabilizar ni a la víctima ni a los
agresores ya que puede acrecentar la intimidación y provocar resentimiento.
· Respetar el derecho del niño o la niña a elegir
la persona a quien desee contarle el problema.
Link artículo
de sociedad de la Sexta: